III Torneo de Justas Medievales en Huerta del Obispo
Sueños de caballería en Alcalá de Henares. La ciudad bautismal de Miguel de Cervantes Saavedra acogió su III Torneo de Justas Medievales, entre las actividades más destacadas del XVII Mercado Cervantino. tuvo lugar del jueves 8 al lunes 12 de octubre, 45 espectáculos diarios recorrieron el casco histórico alcalaíno a lo largo de su calle Mayor, desde la Plaza de San Diego hasta Huerta del Obispo. Participaron más de 100 artistas de 16 compañías de teatro, música y danza. 400 puestos de gastronomía y artesanía y 40 talleres de oficios antiguos cerraron el viaje al siglo XVI del mayor mercado europeo de época.
El torneo de justas recreó los delirios de caballero de Don Quijote, invitado de excepción al palenque de Huerta del Obispo. Ante los ojos incrédulos de su fiel escudero Sancho, las pruebas de habilidad ecuestre anticipan los emocionantes duelos con lanza larga. La lucha continuó a pie sobre la arena con escudo, espada, mandoble, hacha de doble filo, maza y mangual. El espectáculo de Legend Especialistas se inspiró en las justas prohibidas por la Iglesia Católica durante el siglo XV en España. Christian Rodríguez y Rodrigo Artal encabezaron un elenco de 12 actores, con más de 100 piezas de vestuario original de la compañía alicantina.
Puente al Renacimiento
El Mercado Cervantino de Alcalá de Henares rindió homenaje al siglo XVI, al filo del ocaso del Medievo y el desarrollo de la España renacentista. Caballeros, escuderos, bufones y vestigios del imaginario medieval como gigantes, magos y demonios se confunden con soldados de los Tercios de Flandes y mercenarios Lansquenetes; comediantes y gentilhombres; pordioseros, matasanos y jorobados; duelistas y prisioneros… Hasta la muerte desfila con su séquito. El pasacalles inaugural del viernes 9 (12:00) reúne su galería de personajes desde la Plaza de Cervantes hasta Huerta del Obispo. Teatro y circo de calle, conciertos y danza se reparten cada día por las plazas de San Diego y del Palacio, y las calles Mayor, Cerrajeros, San Juan y Cardenal Cisneros.
Escoltados por gaiteros, maestros de cetrería y domadores de serpientes, Don Quijote y Sancho Panza desfilaron dos veces al día (12:00 y 18:00). Entre otras compañías, La Recua Teatro, Tonitón, La Comedia Andante y Persona-je interpretan piezas como ‘Séquito del gigante Malambruno’, ‘Dragosaurio y el cazador’, ‘Loa del comediante’, ‘Los amores de Argote y Dama’ y ‘Algarabía de los bufones’. Sin olvidar el baile sufí de Emad Salím. Las atracciones infantiles (tío vivo, noria, barca y sillas voladoras), la granja de animales, la guardería y la ludoteca se sitúan en el Rincón Infantil de Huerta del Obispo. Allí también se representaron diariamente los guiñoles de Títeres desde abajo y otras animaciones para niños.
Don Quijote y Sancho encuentran su propia estatua en la calle Mayor. A la derecha, el Caballero Negro. MS – LE.
El siglo de los Tercios
Los niños también participaron en la Escuela de Pequeños Soldados del Campamento Renacentista de Pico del Obispo, recreado por la Asociación Napoleónica Valenciana. Cada día a las 11:00 la ronda de los mercenarios Lansquenetes precedieron a la instrucción de los Tercios Españoles. Los soldados de la infantería alemana se reencuentran así con sus antiguos compañeros de batalla durante el reinado de la Casa de Austria. A las 19:00 se representaron los combates a espada de punta y corte y rodela (escudo pequeño de metal) de los históricos ‘rodeleros’ de los Tercios del siglo XVI. Completan el programa animaciones como ‘El Prisionero de Flandes’ y ‘Duelo por cuestiones de honor’.
Conciertos, gastronomía, oficios antiguos
El jueves, viernes, sábado y domingo a las 20:30 el escenario de Huerta del Obispo acogió los conciertos de música celta y folk. Procedentes de Galicia y Portugal, participaron las bandas Sons da Suevia, Cornalusa, Oltha Gabar, Acibreira y Al Folk. Desde este espacio salen los paseos en dromedario y las caravanas de burros. Se realizaron exhibiciones diarias de cetrería (14:00 y 20:30) ademas de amplias tabernas donde saciar la sed y el hambre.
400 puestos repartidos por el casco histórico reunieron gastronomía y artesanía procedente de toda España. Los fabricantes ofrecieron degustaciones de empanadas, mieles y licores, entre otros muchos alimentos elaborados de forma artesanal. Los maestros artesanos desarrollaron ante el público el trabajo completo de sus piezas, desde la materia prima hasta el resultado final. Por las calles se instalaron talleres de artes y oficios antiguos como la creación de trillos según la técnica de los Briqueros de Segovia, forja y escultura en hierro, tejido en seda obtenida desde el capullo del gusano, hilado de lana con rueca de pedal, mimbre, tallado en piedra pizarra…
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