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Citas románticas, médicos y turismo virtual, todo desde las paredes y techo de su casa, la visión de

Esta es la visión de futuro del reconocido Michio Kaku, un físico estadounidense que ocupa la cátedra Henry Semat de Física Teórica en la Universidad de Nueva York y que ha inaugurado hoy el acto de celebración del trigésimo aniversario de la empresa española GMV, proveedor mundial de sistemas de control en Tierra para operadores comerciales de telecomunicaciones.

La secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela, ha destacado el compromiso con la I+D+i de esta multinacional, que es una de las empresas clave en proyectos como el programa europeo de navegación por satélite Galileo.

A la cita han asistido también el divulgador científico Eduard Punset, el director senior de marketing en Google, Daniel Sieberg, el empresario y director general de Mars One, Bas Lansdorp, y el director de la Unidad de Innovación del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, además de jefe clínico de Cirugía general, Julio Mayol.

En su intervención, el físico Kaku, autor de “Física de lo Imposible” (2008) y “Física del Futuro” (2005), dos libros incluidos en la lista de más vendidos del New York Times, ha explicado cómo las crisis económicas suelen ir precedidas de revoluciones científico-técnicas.

Así ha ocurrido en 2008 tras las intensas innovaciones que han supuesto internet, los ordenadores y la alta tecnología, en general. Igual sucedió con la crisis del 29, como colofón de la revolución tecnológica que supuso la electricidad, y previamente la era de las máquinas del vapor llevó consigo la primera gran depresión económica.

Según Kaku, actualmente la sociedad está inmersa en “la cuarta gran oleada” científico-técnica con intensos avances en ámbitos como la biotecnología, la inteligencia artificial, la ciencia molecular o las telecomunicaciones.

Su visión es que internet tal como está concebido actualmente será sustituido por redes cerebrales y será posible en el futuro popularizar el control de brazos robóticos y otros muchos artefactos directamente desde la mente.

Los ordenadores como tales desaparecerán y serán sustituidos por microchips generalizados con precios irrisorios, y la conexión a internet se hará con un simple pestañeo.

El ePapel será una de las grandes revoluciones tecnológicas en los próximos tiempos: como en el cuento de Blancanieves, que hizo célebre la famosa pregunta “espejito espejito”, el ciudadano se dirigirá de forma natural a las paredes y techos “inteligentes” de su casa para todo tipo de consultas.

Cuando le duela la cabeza, pedirá asesoramiento, y una imagen animada, a modo de doctor, le recetará desde los muros del hogar los más adecuados medicamentos a partir de una base de datos en donde contrastará el mejor fármaco para cada síntoma.

Y la vida amorosa también se digitalizará: la red escaneará en tiempo real a aquellas personas que están libres para una cita y cuyos gustos y hábitos son similares al internauta que solicita pareja romántica.

Las vacaciones se podrán disfrutar desde las paredes de casa, con experiencias virtuales inéditas, y al ver una película el espectador podrá cambiar su rostro por el del personaje principal para vivir más intensamente su contenido.

Toda la industria acabará digitalizada, y lo mismo ocurrirá con el capitalismo: oferta y demanda alcanzarán entornos perfectos, en beneficio del consumidor, como consecuencia del aumento de la competencia que internet proporciona y la innovación empresarial que exige, dado que en la red todo se ve y se compara.

La medicina será el ámbito estrella de la nueva era tecnológica; proliferarán los chips digeribles del tamaño de aspirinas que tomarán imágenes del estómago y otros órganos y evitarán pruebas molestas o peligrosas, y otros nanodispositivos surcarán el interior del cuerpo humano para localizar y matar células cancerígenas.

Incluso los váteres se digitalizarán: dispositivos insertados en la taza analizarán en tiempo real la orina, y chips de ADN avanzarán datos sobre posibles tumores del usuario, incluso una década antes de que aparezcan.

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