Los más de cuatro meses de confinamiento sirvieron para diseñar otra política de salubridad de rescate del turismo, el cual representa el 85 % del Producto Bruto Interno (PBI) del país.
Para contribuir al exitoso desarrollo de este protocolo, el turista debe tener en cuenta otro tipo de cuidados. Ahora, además de preocuparse por llevar consigo el bloqueador, sombreros y lentes polarizados para protegerse rayos UV del sol caribeño, es imprescindible que porte su mascarilla sanitaria o higiénica y mantenga la distancia social.
Además, el turista debe firmar una declaración jurada sobre su estado de salud, contratar un seguro por 30 dólares para garantizar su atención en caso de dar positivo por COVID, vacunarse contra la fiebre amarilla y presentar el resultado de una prueba molecular.
En caso de no tenerla, el pasajero cancela 75 dólares antes del embarque para que a su llegada al aeropuerto, se le haga el hisopado. Esto implica un compromiso del turista de guardar una cuarentena hasta conocer el resultado.
Otro punto a favor de la salubridad es la certificación del Código de Salud y Felicidad de Aruba que el gobierno entrega a los establecimientos que cumplen de forma rigurosa con los protocolos de distanciamiento e higiene.
Casas privadas
Este certificado ha sido de mucha utilidad porque la mayoría de los turistas prefieren alquilar casas privadas en lugar de irse a un resort. La demanda empezó con el retorno de los turistas estadounidenses a partir de julio. Le siguieron los europeos y desde el 1 de diciembre del 2020 se sumaron los latinoamericanos.
Ya sea en una casa o un condominio de lujo, no habrá problema para ingresar a las playas ya que todas son públicas.
Playas
De entre todas las playas, la que nos hará tocar el cielo es sin duda Eagle Beach. Sus quietas y apacibles aguas de color turquesa son un placer a la vista y una invitación permanente al relax.
Otro emblema de Aruba es Palm Beach que es donde están los resorts de cinco estrellas. No muy lejos de ahí están las playas Arashi Beach y Boca Catalina que bajo sus aguas cristalinas esconden arrecifes de coral que son el hábitat de estrellas de mar y de miles de peces de colores.
Para los viajeros más aventureros está el parque nacional Arikok que ocupa un quinto del territorio de Aruba y esconde en su interior una piscina natural rodeada por una espectacular formación rocosa.
Pese a que todavía hay restricciones de ingreso desde países como Brasil, Venezuela y Perú, para el resto de naciones, Aruba se muestra como el escape ideal para un mundo en crisis.
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