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Foto del escritorRamiro Parias

Siete historias de Nueva York

De la ciudad elegante de El Gran Gatsby a la visión de un adolescente en El guardián entre el centeno o la esquizofrénica Nueva York de American psycho, novelas que nos descubren la ciudad en todos los sentidos.

01 ‘El guardián entre el centeno’

J. D. SALINGER (1951)

Nueva York es un territorio lleno de posibilidades cuando uno hace novillos o, más concretamente, cuando ha sido expulsado de su internado y no se atreve a volver a casa de sus padres antes de la fecha prevista, a comienzos de las vacaciones de Navidad. En esta mítica novela pasearemos errantes por la ciudad en compañía de Holden Caulfield con el cuello del abrigo levantado en plena noche invernal, y junto a él buscaremos un sentido a la vida y, al mismo tiempo, el refugio de los patos de Central Park cuando el lago está helado. En un estilo descarado, J. D. Salinger da voz al adolescente en un país que se hace el sordo, eligiendo el ángulo más sensible: el de la crisis.

¿Dónde puede un adolescente hacer las mil y una en Nueva York? Según Holden, parece que más vale evitar Greenwich, pues sus clubes nocturnos son decepcionantes, aunque 60 años más tarde las cosas han debido de cambiar. Lo que sigue igual, en cambio, son los senderos y los tiovivos de Central Park, y los huesos de dinosaurios y de animales disecados del American Museum of Natural History, situado en el edificio Arsenal, justo en la salida oeste del parque. El parque y el museo, ambos de mediados del siglo XIX, han sido modernizados sin perder nada de su encanto original.

02 ‘El gran Gatsby’

FRANCIS SCOTT FITZGERALD (1926)

Como todas las verdades desagradables de oír, la primera edición de The Great Gatsby fue un auténtico fracaso. No es que la novela de Scott Fitzgerald se adelantara a su tiempo; al contrario, había comprendido demasiado bien su época, la del jazz, pero también la de llevar la vida al límite, o mejor dicho, sin límite alguno, en una época loca que desembocaría en la crisis de 1929.

La Nueva York opulenta de los años veinte es como un Rolls lanzado a toda velocidad hacia el borde del abismo; eso sí, un Rolls de brillante carrocería pero de motor averiado. La novela ha sido llevada al cine en varias ocasiones y una de las adaptaciones más conocidas es la de Jack Clayton, con Robert Redford y Mia Farrow, en la que el director británico eligió una mansión de Rhode Island para la residencia de Gatsby. En 2013, Baz Luhrman realizó una nueva adaptación confiando el papel protagonista a Leonardo Di Caprio; la película fue rodada en Australia.

Y si en la novela de Scott Fitzgerald Jay Gatsby celebra sus fiestas en su inmensa propiedad de Long Island, en la actualidad la diversión en este barrio neoyorquino pasa por los antiguos muelles industriales del East River: restaurados y convertidos en monumentos históricos, incluyen además un parque y el Gantry Plaza State Park, con una vista fantástica sobre Manhattan.

03 ‘Manhattan Transfer’

JOHN DOS PASSOS (1925)

Stendhal paseaba su espejo a ambos lados de los caminos. Dos Passos rompe el suyo y dispersa los fragmentos en los rincones y recovecos de Manhattan. Manhattan Transfer es solo un collage de impresiones fugitivas, parcelas de existencias que se van haciendo cada vez más pequeñas en una época en que crecen los rascacielos, cuyos cristales multiplican los reflejos y las disculpas. Estamos en las décadas de 1910 y 1920 y el escritor capta lo humano atrapado en los resortes de una sociedad cada vez más mecanizada, que encumbra a los elegidos y abandona a quien no consigue integrarse. La injusticia social descrita por Dos Passos sugiere, cual profecía, las escenas de desesperación que conocerá la ciudad cuatro años más tarde con la Gran Depresión.

El título del libro evoca una encrucijada, un enlace entre dos trayectos situado en Manhattan, pero la isla es solo uno de los elementos de esta novela que explora otros barrios de Nueva York vinculados a los trabajos de los personajes, desde el Brooklyn de la Prohibición a los muelles portuarios.

04 ‘American psycho’

BRET EASTON ELLIS (1991)

Golden Boy y Mister Hyde. No hace falta beber una poción mágica para pasar de uno a otro: basta con el dinero fácil de Wall Street y cierta tendencia a la esquizofrenia. Patrick Bateman, prototipo del yuppie de la década de los 80, esnifa cocaína con colegas de juerga, lleva trajes de miles de dólares y está obsesionado por su peinado, aunque no le molesta la sangre derramada. La morbosa escalada de la novela de Bret Easton Ellis estuvo a punto de ser olvidada en un cajón: el editor que la había encargado renunció a publicarla. Después de unos cuantos escándalos y amenazas de muerte, queda una virulenta crítica de la sociedad de consumo escrita en un estilo pasado de vueltas.

Como buen yuppie, Bateman frecuenta bares, restaurantes y clubes de gran categoría. Es difícil encontrarlos: el autor ha inventado algunos y Nueva York ha cambiado mucho desde entonces. No obstante, algunos son reales y siguen existiendo, como el Oyster Bar, situado en la estación Grand Terminal Central y el 21 (21 West 52nd Street), bar creado durante la Prohibición y famoso por las estatuas de jockeys que adornan su fachada.

05 ‘Última salida hacia Brooklyn’

HUNERT SELBY (1964)

Aviso previo: algunas escenas de este libro pueden herir la sensibilidad de los más jóvenes e incluso de los no tan jóvenes. La visita de Brooklyn que ofrece Hubert Selby Jr. en esta selección de relatos breves no tiene nada de paseo turístico, es más bien un descenso a lo más profundo de la sordidez, la violencia y la soledad. La exposición en un estilo crudo de las frustraciones y descarríos de las prostitutas, marineros borrachos y travestis que pueblan el Brooklyn más popular valió a su autor y a su editor un proceso judicial por obscenidad.

Aunque Brooklyn sigue siendo el barrio más poblado de Nueva York, las posibilidades de asistir a escenas como las descritas por Selby son mucho menores. Desde hace unos años, hombres de negocios y una fauna sofisticada han invadido Williamsburg, ya que Manhattan se ha quedado pequeña. Brooklyn vive una gentrificación aguda, y aunque los barrios obreros se van poblando poco a poco de gente de clase media y artistas, sigue siendo muy cosmopolita.

06 ‘La hoguera de las vanidades’

TOM WOLFE (1987)

Nadie se libra, ni el rico financiero Sherman McCoy, que atropella accidentalmente a un negro de 19 años después de perderse por el Bronx, ni los periodistas que se ponen las botas con su descenso a los infiernos, ni los políticos que tiran gasolina al fuego con fines electoralistas. Tom Wolfe lo hace pasar todo por su hoguera: la presunción de los traders de Wall Street, el cinismo de los creadores de opinión, la obscena recuperación de un drama con el pretexto de lo políticamente correcto. Es la Nueva York de finales de los 80 (y del mundo actual).

El Bronx ya no es el Bronx. Hace tiempo no convenía pasear de noche por las calles de este barrio del norte, que basculaba entre la delincuencia y la miseria social. Desde mediados de la década de los 90, un plan urbanístico destinado a sanear el barrio y mejorar sus condiciones de vida ha logrado modificar su reputación, pero no su carácter.

07 ‘Trilogía de Nueva York’

PAUL AUSTER (1985-1986)

Tres novelas cortas, tres variaciones sobre Nueva York y tres versiones de la figura del detective privado. ¿Privado de qué? De tema. Con mucho humor e inteligencia, Auster se apropia del género literario favorito de Nueva York, la novela negra, a la que despoja de cualquier intriga lineal para convertirla en meditación sobre los desajustes de identidad de sus habitantes. Sus personajes se hacen pasar ex profeso por otras personas, hasta tal punto que se convierten en ese otro, si es que no lo eran ya. Así es la Gran Manzana, la ciudad de cristal donde todo el mundo se vigila hasta que ya nadie sabe si el espejo tiene o no azogue.

Acompañar al narrador de la primera novela, Ciudad de cristal, en su deambular por Manhattan, desde las luces de Broadway hasta las riberas del Hudson, puede proporcionar excelentes momentos en una visita a Nueva York. Y más aún si también se conoce París, pues el narrador de la tercera obra, La habitación cerrada, compara allí los cielos de ambas ciudades. Uno puede también encontrar la Nueva York de Paul Auster en el celuloide, con películas como Blue in the face y Lulu on the bridge.

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