Un sector global, dinámico, transversal a la vez que integrador, considerado como una industria hegemónica y potente bien entrado el siglo XXI. Habiendo sobrepasado los mil millones de turistas el año 2012, las previsiones en este sentido no muestran un receso para los próximos años en los que se prevé seguir incrementando el nombre de desplazamientos internacionales.
Indicadores al alza que no hacen más que arreciar la idea generalizada de que hablamos de una actividad crucial a nivel mundial que guarda al mismo tiempo una estrecha relación con el desarrollo y prosperidad de las regiones. Diversificada, en tanto que propicia, la aparición continua de nuevos territorios turísticos y destinaciones emergentes. Una dinámica pues de crecimiento que ha supuesto que actualmente se considere el turismo, por la mayoría de expertos, como un motor clave en el progreso socioeconómico de las regiones y los territorios a nivel global.
Muchos de estos espacios y destinaciones son de carácter urbano. Los escenarios emplazados en ciudades han experimentado gran parte de la atracción turística en los últimos 25 años. Es por ello que es necesario prever una correcta y óptima gestión de la actividad.
Paralelamente, esta transformación no se puede entender sin destacar también la figura del turista contemporáneo que, por numerosos factores, ha contribuido e influenciado al cambio de paradigma del consumo y en la concepción global del viaje turístico. Una sociedad cada vez más predispuesta a viajar, con mayor conciencia y sensibilidad, donde han arraigado fuerte conceptos como la experiencia turística y emociones de la mano de la sostenibilidad turística.
Un planteamiento contemporáneo, también de la manera en cómo los destinos turísticos se posicionan de forma global, gracias en parte a la irrupción de las nuevas tecnologías en el sector turístico. Nuevos patrones de comercialización turística, de difusión de la imagen y el imaginario del viaje, de consumo de la experiencia, pero sin olvidar tampoco la gestión de la propia actividad por parte de nuevos perfiles de profesionales mejor formados y cualificados que han contribuido activamente a que este cambio fuese posible.
La necesidad de planificar y ordenar los efectos que genera la actividad turística sobre el territorio has sido pues un hecho en las últimas décadas como respuesta de un desajuste ambiental, social y económico que el turismo ha manifestado de manera evidente. Con la articulación de planes y programas que llevasen a minimizar los impactos derivados y proteger el patrimonio y el entorno, encontrar los modelos deseables y adecuados de desarrollo turístico, conciliar recursos e intereses, mejorar y reforzar el ciclo de vida del destino, y buscar el equilibrio eficiente entre iniciativas privadas orientadas al turismo.
No se puede dejar de lado que cuando se habla de estos procesos de planificación turística se hace desde una óptica multidisciplinaria y transversal, ya que la intervención de diferentes actores en el paradigma de desarrollo actual resulta esencial. Tanto el sector privado como el sector público tienen que trabajar conjuntamente para resolver aspectos que tienen un mismo denominador común.
El correcto desarrollo del turismo sobre el territorio implica a diferentes agentes que lo tienen que visualizar de manera integral, ya que ha resultado una actividad económica bastante importante para la economía de los estados: alojamiento, transportes, actividades, restauración, empresas de mediación o los mismos turistas entre otros condicionantes. La conciliación de todas las necesidades debe garantizar un desarrollo justo y equilibrado de las regiones. En las etapas de gestión y planificación del turismo, pues, se debe tener en cuenta la participación de todos los agentes implicados procurando encontrar el modelo turístico más ajustado en un escenario turístico cada vez más saturado. Precisamente en un momento donde se está llegando a una cierta saturación de los destinos relacionados con productos y servicios, en los menores detalles, hace que la demanda opte por una opción u otra.
La innovación precisamente en los procesos de planificación ha sido también un elemento determinante en el panorama actual. Los destinos pasan por un proceso de cambio y una profunda necesidad de reconversión y reinvención del modelo. Es por ello que muchas han buscado en la dinamización de los productos existentes, renovación de equipamientos, reformulación de estrategias de comunicación, y el fomento del uso de las nuevas tecnologías para el turismo, una manera de renovar el modelo.
Entre las estrategias adoptadas, muchas recogidas convenientemente en diferentes planes de mejora, dinamización y de desarrollo territoriales turísticos emprendidos por las administraciones turísticas competentes, cada vez existe una atención más especial en los elementos de interacción entre los usuarios y el territorio. Fundamentales para entender la relación que se establece en la percepción del usuario sobre la destinación que visita, y en la manera que tiene el gestor de encuadrar el contexto por donde se mueve el visitante.
El papel y tareas que tienen que desarrollar los gestores y técnicos turísticos locales están basados en el fomento, gestión, creación y promoción de la actividad turística. El contexto turístico y económico actual, evidencia la clara necesidad de apostar por la integración de fórmulas capaces de conciliar los intereses de las nuevas demandas y corrientes turísticas con una política de respeto y cuidado del entorno y escenario donde se desarrollen, generando unos beneficios sociales y económicos al territorio. Esta importancia del turismo como fórmula de desarrollo global e integradora se puede visualizar y estudiar desde múltiples puntos de vista.
Así pues, en el marco de la gestión turística actual, los destinos requieren de la aplicación deinstrumentos que, aparte de fomentar la percepción de satisfacción y seguridad al visitante, actúen como elementos disuasorios que minimicen o rebajen los impactos derivados de la actividad turística. Principalmente aquellos vinculados a la saturación y congestión de visitantes sobre el espacio, que fomenten la óptima movilidad y accesibilidad del turista en un entorno que le sea desconocido; ayudando a crear y potenciando nodos secundarios para redistribuir los flujos a otros espacios o recursos turísticos alternativos y complementarios.
Desde el Campus de Turismo, Hotelería y Gastronomía CETT-UB, consideramos vital la formación para afrontar con éxito todas las posibilidades que nos ofrece, como hemos visto hasta el momento, la gestión turística de destinos urbanos por todas partes del mundo. Por este motivo, el Máster de Innovación de la Gestión Turística, especialidad Turismo Urbano del Campus CETT-UB, prepara a profesionales capaces de innovar en la gestión de flujos turísticos, la creación eficaz de productos turísticos, o que dominen el citymarketing, entre otros, para así diferenciarse como expertos en innovación en el sector turístico.
Daniel Imbert-Bouchard Coordinador del Máster de Innovación de la Gestión Turística, especialidad Turismo Urbano del Campus CETT-UB.
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