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Foto del escritorRamiro Parias

Las personas con movilidad reducida topan con barreras para viajar en avión

En el epicentro del problema persiste el vacío legal. El reglamento europeo de 2006 protege a estos usuarios y obliga a su cuidado y transporte en aeropuertos. “Pero se queda ahí. No legisla sobre cómo deben ser tratados en el avión”, denuncia Pilar Villarino

La directora ejecutiva del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) apunta al quid del problema.

“Las aerolíneas se escudan en la seguridad, un concepto amplio, para denegar el embarque a pasajeros con alguna discapacidad”, alerta. 

La legislación deja espacio a que la seguridad determine si el personal de a bordo permite o rehúsa embarcar a un pasajero con necesidades especiales. El sí o no final lo dan las propias aerolíneas. 

Compañías

Iberia deja claro que “estudian cada caso”. Documentos oficiales o, en última instancia, servicios médicos de la compañía precisan si el pasajero puede valerse por sí mismo en caso de evacuación del avión. 

En el low cost, las compañías aéreas son más restrictivas. Ryanair pide que el viajero “llegue al lavabo sin ayuda”, entre otros requisitos, para poder embarcar solo. Vueling y Air Europa exigen un acompañante en cualquier caso. 

Por su parte, easyJet permite a personas con discapacidad subir solas al avión si pueden “abrocharse y desabrocharse el cinturón”, entre otros requisitos en caso de emergencia. 

Desprotección

La confusión de criterios discrimina, según los afectados. “Hemos pedido eliminar esta cláusula de seguridad, pero hay que hacerlo a nivel europeo”, lamenta Villarino. Así, pese a que la protección ha crecido, el CERMI pide equiparar la legislación europea a la americana, más garantista. 

AENA tampoco es competente más allá de las puertas de embarque. “Nos tomamos muy en serio la atención a las personas con movilidad reducida (PMR) en aeropuertos’, aseguran fuentes de la compañía. 

De este modo, el pasajero que lo requiere está acompañado en todo momento y se le garantizan tiempos de espera y cuidado especial hasta la puerta de embarque. Frente al finger, nadie la asegura que pueda subir a bordo.

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