En este documento afronta la necesidad para las empresa turísticas de adoptar las nuevas tecnologías, teniendo en cuenta el modo en el que ha cambiado la forma en que los usuarios interactúan con determinados dispositivos y la capacidad de las empresas para desarrollar nuevas capacidades de un modo más rápido y barato que nunca en el pasado.
El informe apunta a diez tendencias que deben ser tenidas en cuenta para el futuro, aunque su velocidad de implantación variará en función de cada mercado:
Los nuevos patrones de contenido suponen un reto para la distribución. Las empresas deben mantener los ojos bien abiertos ante nuevos sistemas de distribución que reduzcan costes y aumenten el valor de sus negocios. Pequeños proveedores podrán expandir su producto gracias al inventario online en tiempo real, mientras que el “internet de las cosas” permitirá ofrecer nuevos productos y servicios.
Demasiada información entre la que elegir significa que menos es más (y mejor). El futuro pasa por una oferta segmentada y personalizada, más aún en el entorno móvil.
Las tecnología sociales afectan al turismo en su conjunto. Los intermediarios han sido lentos a la hora de adoptar las redes sociales como canal, lo cual ha supuesto una ventaja para las empresas turísticas a la hora de aumentar sus ventas directas.
Nuevas capacidades que enriquezcan la experiencia del cliente. El cliente espera que cualquier transacción en internet sea como comprar en Amazon. La competencia se traslada del canal de distribución a la batalla por ofrecer al cliente la mejor experiencia posible de compra.
El acceso a información desde distintas plataformas fideliza a los clientes. Los usuarios quieren acceder a la información de su interés independientemente del dispositivo. Para las empresas, el reto es identificar qué información se consume en cada dispositivo y de qué forma el usuario se va moviendo de uno a otro.
El futuro será en la nube o no será. Trabajar en la nube implica una clara reducción de los costes y un aumento en las capacidades técnicas.
Los intermediarios necesitarán un nuevo enfoque a lo largo del ciclo del viaje. El papel del intermediario será cada vez más complejo. Ya no se trata sólo de vender un producto a un cliente final, sino de ofrecer la mejor experiencia posible al cliente.
Big Data aumenta la inteligencia en el sector viajes. Big Data es una auténtica mina de oro. Las compañías turísticas necesitan analizar su potencial. Muchas veces, toda la información disponible se recoge pero no se analiza ni se utiliza adecuadamente.
Los análisis predictivos optimizan la gestión de los viajes. Gestionar correctamente los canales de proveedores y distribución es clave. Las empresas turísticas deben determinar una serie de “buenas prácticas” que optimicen la adquisición de contenido y distribución.
Las comunicaciones de “corto alcance” agilizan los procesos. El consumidor está ya muy familiarizado con el bluetooth, pero las tecnologías RFID y NFC ganarán importancia en los próximos años, facilitando procesos, nuevos métodos de pago y reduciendo la documentación en papel.
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