su aplicación ha visto fases de una popularidad muy marcada vinculada a su estrategia de gamificación, y otras, como el momento actual, marcadas por un cansancio en sus usuarios y un cierto abandono progresivo.
Sin embargo, fases de popularidad aparte, hay algo que no se puede negar: Foursquare ha sido enormemente exitosa a la hora de apalancar la actividad de todos sus usuarios para confeccionar el mejor, más completo y exhaustivo catálogo de geolocalización que existe en la web, y una API utilizada por más de cuarenta mil desarrolladores que se ha convertido en un auténtico pilar de la web geográfica y social. Foursquare es, como dice su fundador, Dennis Crowley, “the location layer for the Internet“.
La empresa ha acudido recientemente al mercado de capital-riesgo para intentar salir de la inercia negativa en la que se encontraba: claramente, el hecho de aportar valor a la web en su conjunto y tener una API enormemente popular que posibilita el desarrollo de infinidad de aplicaciones es algo muy interesante desde el punto de vista de satisfacción, pero no paga las facturas.
Además de construir valor, es fundamental construir negocio si aspiras a la sostenibilidad. Y la buena noticia para Dennis Crowley es que una parte al menos del mercado de capital-riesgo parece haber confiado precisamente en ese tipo de visión: acaba de anunciar una ronda de inversión de $41 millones en forma de préstamos y deuda convertible, para financiar su próxima fase de expansión.
Foursquare no está muerta, y quien quiera comprobarlo, solo tiene que pasarse unos días en Nueva York, ciudad en la que fue fundada y donde continúan estando sus oficinas: una enorme actividad de check-ins, promociones en todas partes, pegatinas en las puertas de todos los comercios… sin embargo, la empresa no ha llegado en realidad a salir de Nueva York ni ha intentado crear red de ningún tipo más allá de la Gran Manzana, lo que hacía que muchas de las empresas que quisiesen utilizar sus servicios y promociones se sintiesen incómodas relacionándose y contratando con una compañía en muchos casos lejana a la que solo podían ver en la web o por teléfono.
El año pasado, Foursquare fue capaz de generar unos dos millones de dólares de ingresos con su actividad, claramente por debajo de lo esperado en una compañía cuya valoración estimada en función rondas anteriores de financiación estaba en torno a los seiscientos millones de dólares. La inversión anunciada hoy opta por tomar deuda en lugar de capital, con lo que el debate sobre el valor real de la compañía permanece en el aire.
Parece claro que para desarrollar el tipo de servicios que Foursquare ofrece, necesita estar cerca de sus clientes, con todo lo que ello conlleva en términos de expansión geográfica. Actualmente, hay unas diez personas en el área de ventas de Foursquare, cuando las empresas que se dedican a ofrecer servicios similares a nivel global tienen varios miles.
Sin embargo, tampoco va a ser fácil, porque no hablamos únicamente de una cuestión de medios: la fase de mayor tracción de la aplicación claramente ha pasado para muchos, ya hay un cierto número de usuarios que se manifiestan aburridos de hacer check-in sin más incentivo que el de competir en un juego, y la empresa necesita ahora redefinir sus objetivos para convertirse en un buen motor de recomendación social y un gestor de publicidad y promociones competitivo, cuando no incluso en un medio de pago o de relación.
A mí Foursquare me sigue gustando, sigo haciendo check-ins con bastante regularidad, soy mayor de muchos de los sitios a los que voy habitualmente, y confío en la aplicación en muchas ocasiones para saber a dónde ir o qué tomar en algunos sitios, pero claramente, yo no soy público general. Una expansión compleja, prácticamente una redefinición, con el fin de atraer no solo a quienes ya fueron tus usuarios en una fase anterior y se cansaron de usar tu app, sino también – necesariamente – a un gran volumen de nuevos usuarios.
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