No hace falta ir al espacio (aunque los primeros viajes para convertirse en astronauta ya estén programados) para sentir la pequeñez del ser humano (observad las imágenes del vídeo, para ver cómo los hombres se convierten en hormigas camino del cielo), ni tampoco para apreciar la inmensidad y hermosura de lo que nos rodea. Un poco más cerca (pero no mucho más) hay otros retos, que, como la conquista del espacio, se están volviendo cada vez más alcanzables: es el caso del Everest.
Sus soberbios 8.848 metros parecen no atemorizar a los centenares de alpinistas (profesionales y también principiantes), que se agolpan cada año llegando a formar auténticas colas durante estas fechas, en las que la llegada de la primavera los anima a intentar «arañar el cielo».
Entre los que lo han logrado y que han seguido los pasos de los primeros (Edmund Hillary y Tenzing Norgay que hace 60 años, un 29 de mayo de 1953, llegaron a la cima por primera vez) están los que incluso, repiten la hazaña. Es el caso de Elia Saikaly, que llegó el pasado 22 de mayo, por segunda vez consecutiva. Y por si esto fuera poco, Elia ha querido compartir su experiencia haciendo un magistral vídeo en el que la técnica del timelapse contribuye a hacer aún más impresionante (si cabe) el paisaje que rodea a la montaña más alta del mundo.
{vimeo}67992157{/vimeo}
«Mientras la mayoría de los alpinistas dormían, he intentado capturar algo de la magia que los cielos del Himalaya tienen para ofrecer mientras subíamos a la cima del mundo», cuenta Elia en su página web.
El vídeo (o mejor dicho las miles de fotografías que lo componen) juega con las luces del día y de la noche; los incesantes movimientos de las nubes y del sol sobre el imponente hielo; la intermitente iluminación de las estrellas y de las linternas de los alpinistas que forman un camino de luz en medio de la inmensidad de la montaña y de la oscuridad.
En este vídeo se aprecia claramente la dimensión que ha cobrado el Everest como destino turístico. Cada día son más los profesionales (y aficionados) que intentan el «sello» del Everest en su pasaporte. El precio para llegar a la gloria oscila entre los 50.000 a los 80.000 euros.
Para los que se lo estén pensando, el vídeo es una buena opción para empezar a soñar.
Comments