No todos tienen el “talento” para una visa “O”, muy pocos cuentan con una empresa que les patrocine una “H” y así, cada tipo de visa, con su respectiva letra y número, tiene sus requerimientos. A la ya de por sí complicada decisión de emigrar se le suma entonces la duda de escoger cuál es la vía que mejor se adapte a su perfil.
Entonces escucha historias sobre invertir en un negocio para vivir legalmente en Estados Unidos y usted decide hacer lo mismo. ¿Conoce las ventajas y desventajas de cada una de las opciones?
Las visas para comerciantes o por inversión que permiten vivir en Estados Unidos son E1, E2, L1 y EB-5. Cada una de ellas tiene requisitos y beneficios diferentes. Por ejemplo, la E1 solo está disponible para quienes puedan establecer un tratado comercial con Estados Unidos amparados por un tratado con el país de origen. Solo abarca 50 países.
En la L1 el solicitante debe trabajar en una empresa que quiera establecer una oficina en los Estados Unidos y es trasladado como ejecutivo para desarrollar esa sucursal a través de un plan negocios y crecimiento que debe cumplir a cabalidad para garantizar su renovación.
Carlos Lombardi es venezolano con abuelo italiano. Desde que decidió emigrar a los Estados Unidos pasó por varios tipos de visas hasta que al final consiguió una que le permitiera obtener la tan soñada por muchos green card.
“Al principio opté por la L1. Me la dieron, pero por no cumplir con el plan de negocio presentado y el crecimiento esperado no me la renovaron. Entonces opté por la E2 luego de sacar mi pasaporte italiano porque es una visa por inversión que no está disponible para Venezuela. Solo para ciertos países. Pero la visa E-2 nunca me llevaría a la residencia, así que traté de mantener a flote la compañía para cumplir con los requisitos de ingresos y crecimiento hasta que conseguí que una empresa me pidiera y me dieron la H1”, explica.
“Con la H1 pasé varios años para luego pasar a una certificación laboral y luego optar por la residencia. En todas estas inversiones, renovaciones, abogados, planes de negocios, etc. invertí más de 350 mil dólares que no recuperé”, agrega.
En efecto, la visa E-2 permite a los empresarios extranjeros y sus familias vivir y trabajar temporalmente en Estados Unidos, pero por tratarse de una visa de no inmigrante, debe ser renovada periódicamente y sujeta a revisión. No otorga tarjeta verde ni provee un camino directo para obtenerla, mucho menos para la ciudadanía estadounidense. Además, “debe tratarse de una inversión a riesgo; no es que por invertir en una propiedad o un inmueble te la van a dar”, acota Lombardi.
“La elección de las visas es un asunto muy particular al solicitante. Si el solicitante tiene una empresa en el país de origen y en los Estados Unidos, la visa L1 puede ser aceptable; si no hay empresas existentes pero el inversionista tiene no menos de 150 mil dólares para invertir en una empresa comercial y su país está entre los beneficiados, la E-2 puede ser útil; aquellos que no tengan antecedentes penales, y puedan invertir aproximadamente 500 mil dólares, pueden obtener una EB-5. La única que otorga residencia (green card) de forma rápida y sencilla es la EB-5, por su propia naturaleza”, detalla el abogado experto en visas comerciales, Larry Behar.
Ciertamente, la EB-5 más que una visa es un programa que inició en 1990 el Congreso de Estados Unidos para fomentar la inversión extranjera y generar empleos. El programa permite a un inversionista extranjero y su familia inmediata obtener el estatus de residente mediante la inversión en una empresa comercial que genere al menos 10 empleos de tiempo completo para trabajadores estadounidenses dentro de un periodo de dos años. Por su parte, las L-1 y E1/E2 son visas de no inmigrante con duración de uno a cinco años y, por lo tanto, no gozan de los mismos beneficios de contar con la residencia.
Lo más importante para el éxito en una visa EB-5, advierte Behar, es elegir cuidadosamente un tipo de proyecto seguro, con buena ubicación y respaldado por empresas de renombre y con confianza para invertir. Julio Rodríguez, por ejemplo, decidió invertir con Epelboim Development Group, una compañía desarrolladora con sede en Miami, cuyo proyecto hotelero cuenta con el aval de la reconocida cadena InterContinental Hotels Group.
“La razón por la que decidí invertir en la EB-5 es porque en cinco años me retornan la inversión y tengo todos los beneficios de un residente desde el principio. Además no tengo la responsabilidad de poner un negocio y hacerlo crecer de manera titánica para mantener una visa”, señala Rodríguez, quien escogió el desarrollo del Hotel Even en el Aeropuerto de Miami basado en que las estadísticas de los hoteles en Miami indican que es un buen negocio y el desarrollador cuenta con tres proyectos de experiencia previa con el programa EB-5.
Está claro que estos tipos de visa no aplican para todo mundo por los montos de inversión y planes de negocios a cumplir, pero si usted cuenta con el capital necesario, evalúe las opciones, asesórese y asegúrese de contar con el respaldo de expertos que lo guíen.
Comments