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Foto del escritorRamiro Parias

El desafío de preservar el patrimonio cultural intangible a través del turismo

Millones de personas eligen un destino turístico por su cultura (cocina, celebraciones, rituales, idiomas, etc). Y el el incremento del turismo en muchos países, ciudades y regiones se esta dando gracias al desarrollo de productos vinculados a la “cultura viva” pero, en este mundo globalizado en el que vivimos es imprescindible tomar medidas para preservar y salvaguardar aquellos recursos turísticos que constituyen el ADN de un destino turístico.

“Cultura viva ” ¿de qué se compone?

Todas las expresiones culturales de un pueblo: la cocina, el lenguaje, bailes, folklore, danzas, artesanías, visión de la vida, de la naturaleza del espacio, religión, creencias, festividades, rituales…..La forma en que un pueblo se expresa tiene que ver con sus costumbres y tradiciones, todas esas expresiones vienen dadas por su historia, son “heredadas”. Es esta herencia la que constituye la identidad de un pueblo, lo que en cierta manera lo hace único y es tan grande en valor para el mismo pueblo y como proyector externo como grande y difícil de gestionar sin trasformarlo de manera rotunda.

¿Por qué el turismo puede beneficiar el patrimonio cultural intangible?

El turismo, gestionado de forma sostenible, es un gran medio para dar a conocer, revalorizar, volver a poner en práctica y seguir transmitiendo a las siguientes generaciones expresiones culturales que están un poco “dormidas” o que incluso se están perdiendo.

El turismo es un generador de empleos. Los productos turísticos con base en el patrimonio cultural intangible pueden dar empleo a personas involucradas directa e indirectamente con el producto turístico. El turismo puede achicar la brecha de desigualdad económica en regiones rurales, puede hacer disminuir la migración de personas de zonas del interior a capitales y ciudades importantes.

El turismo puede generar confianza y orgullo a los locales al reivindicar el patrimonio cultural intangible: tradición, fiesta regional, habilidad, etc.

¿Por qué se torna cada vez más importante la preservación del patrimonio cultural?

El turismo, aún gestionado de manera inteligente y sostenible, transforma el lugar donde se desarrolla, transforma su gente, costumbres y formas de pensar. El desafío de cualquier destino turístico debería ser dar a conocer su “cultura viva” sin “desvirtuarla”. En la actualidad muchísimos destinos en todo el mundo de han dado cuenta del valor de su cultura viva y han creado diversos y atractivos productos turísticos que giran alrededor de ella. El problema es que son muy pocos los destinos que utilizan su patrimonio cultural intangible de forma sostenible, la mayoría solo ven su cultura viva como un medio para incrementar o mejorar la economía, de esta forma y apostando al turismo de cantidad en vez de al de calidad, el turismo esta transformando de manera veloz las expresiones más arraigadas y antiguas, la cosmovisión de grupos étnicos y hasta la gastronomía de los pueblos.

El desafío es crear y promocionar productos turísticos basados en la cultura viva tomando los suficientes recaudos, actuando para que el mismo desarrollo que permite una mejora económica de los locales no se convierta más tarde en el destructor de la identidad de un pueblo.

Cómo se desarrolla el turismo cultural sin perjudicar el patrimonio cultural intangible?

  1. Entender los vínculos que hay entre el patrimonio cultural intangible y el turismo a la hora de incorporar la cultura viva a la planificación turística.

  2. Definir los productos turísticos basados en el patrimonio cultural intangible. Identificar a cada parte interesada (comunidades, gobierno, empresa privada) y establecer roles para cada uno de ellos.

  3. Mantener la autenticidad al crear productos turísticos y al promocionarlos.

  4. Establecer límites de sostenibilidad que permitan conocer cuando una barrera se ha franqueado.

  5. Establecer sistemas de mediciones de sostenibilidad para mitigar la tensión entre el desarrollo turístico y el control de la identidad cultural, las comunidades locales, el gobierno y la empresa privada deben tener una constante y fluída comunicación.

  6. Las comunidades locales deben participar en todo momento de las decisiones en cuanto a producto y promoción.

  7. Establecer objetivos a largo plazo en vez de a corto plazo. El turismo cultural debe ser gestionado de manera sostenible.

  8. Invertir parte de las ganancias en seguir preservando el patrimonio cultural intangible, proyectos comunitarios y programas de formación.

  9. Educar y formar a los actores principales, la comunidad en el cuidado y preservación de sus manifestaciones culturales.

Casos de éxito:

Turismo Rural Comunitario espejo de Sal. Jujuy, Argentina.

Hace algunos años se comenzó a trabajar en este proyecto que fue financiado por el Banco interamericano de Desarrollo (BID), con el objeto de explotar el turismo rural en las comunidades que se encuentran cercanas a las Salinas Grandes de la provincia de Jujuy. En la Puna la gente vive en condiciones muy duras, y con muy pocas posibilidades de trabajo y de desarrollo, entonces para evitar la migración permanente de los jóvenes del lugar se buscó la forma de aprovechar por un lado la enorme riqueza del paisaje natural y de sus tradiciones y costumbres, pensando que el turismo era una gran oportunidad.

Se trata de una posibilidad que brinda a los visitantes la oportunidad de interactuar en un medio rural con las familias campesinas, indígenas, compartiendo un modo diferente de hacer las cosas, de ver el mundo, viviendo experiencias diferentes a las que viven las personas en la ciudad.

El proyecto Espejo de Sal está conformado por 7 comunidades indígenas (32 familias) que ofrecen a los turistas la posibilidad de dormir en posadas preparadas especialmente, comida tradicional en comedores comunitarios, guías locales, actividades campesinas propias del lugar como arreo de llamas, hilado, cosecha de sal, etc.

Turismo Rural Comunitario en Perú. Manu. Madre de Dios, Amazoniía. Casa Matsiguenka

Un emprendimiento que invita a los viajeros a ingresar al Parque Nacional Manu, uno de los recursos naturales de mayor importancia en todo el planeta, reconocido por UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad. El proyecto se encuadra en los términos del ecoturismo, entendido como una actividad de manejo de recursos que dota a las comunidades de ingresos económicos sobre la base de la protección y conservación del área. De esta manera, el nativo se convierte en el primer y mejor aliado del parque, y esta misma responsabilidad es transmitida al visitante.

La Casa Matsiguenka ofrece a sus huéspedes la oportunidad de interrelacionarse con pobladores de las etnias locales, quienes administran y conducen el albergue en forma directa. Los comuneros ofrecen los servicios de guiado y visitas al bosque, mediante un sistema de trochas, que conducen a las cochas mencionadas. Con los nativos el viajero conocerá las técnicas para la elaboración de los instrumentos que se utilizan localmente para la pesca, la caza, la manufactura del vestido y los adornos. Lo más interesante, como siempre, resulta intercambiar experiencias de vida con los pobladores, en contacto directo con su lengua, historia, prácticas de cultivo y medicina tradicional. En el Centro de Interpretación el visitante podrá conocer la historia y la cultura del pueblo Matsiguenka y sobre cómo logró sobrevivir al reclutamiento forzoso de mano de obra durante la época de la explotación del caucho, un episodio tremendamente traumático para la Amazonía.

La Casa Matsiguenka ofrece los servicios de transporte, alojamiento, alimentación y guiado para las excursiones a sus alrededores y a las cochas Salvador y Otorongo. Todos los servicios son brindados por indígenas Matsiguenka, quienes reciben a los viajeros con la gran cordialidad que los caracteriza. La Casa cuenta con cuatro módulos de tres habitaciones dobles, con un total de 24 camas. Un módulo está destinado a los servicios de cocina y comedor, y otro a servicios de baños y duchas. El diseño, construcción y ubicación de la Casa Matsiguenka responden a las formas culturales de los pueblos nativos; su edificación fue realizada por los mismos comuneros.

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